Lizamar me enorgullece la vida que viviste y el legado que dejaste. Joven alegre, noble y de valores firmes. Fuiste una buena hija y fui muy bendecida de tenerte. Te extraño demasiado porque te mudaste de tu hogar terrenal a una morada eterna. Es difícil no poder disfrutar de tu presencia de la manera acostumbrada, pero tu alegría, sonrisa, experiencias vividas y las lecciones de vida que aprendí y sigo aprendiendo contigo, vivirán en mi corazón para siempre. Gracias por regalo de vida que ofreciste, hoy muchas personas gozan de una vida mejor por ti. Tu generosidad será recordada y tu legado mejorará en las personas que te amamos y en las vidas que te ayudaste.

Te amo hoy, mañana y siempre,

tu madre Brenda